lunes, 27 de julio de 2009

El Aspersor

A pesar de quedarme menos de una hora para salir rumbo a Madrid, uno de los placeres más simples y al alcance de cualquiera, es sentarte en una hamaca o una simple silla bajo la sombra de un árbol, y contemplar el riego por aspersión de la finca. Oir el "zip-zip" del aspersor y verlo dar vueltas sobre sí mismo y sin pensar en nada especial, simplemente disfrutando del momento. De vez en cuando, en su recorrido circular, te salpica alguna gotita que te hace sentir el frescor del agua. Momentos así, al alcance de cualquiera, no tienen precio.

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